Por Elba Quintanilla, psicoterapeuta.
18 noviembre, 2015
Hablamos de doble moral cuando existe una incongruencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. En el interior de cada familia es importante hacer conciencia y determinar si los valores en los que decimos creer son una realidad que llevamos a la práctica, tanto en nuestros actos públicos como privados. Y es que, es justo del comportamiento de los padres y demás figuras adultas relevantes en la vida de los niños de donde ellos adquieren su más significativo aprendizaje.
Es importante tener en cuenta que para un niño nunca va a ser suficiente lo que aprenda sobre valores en la escuela, pues la educación de alto impacto, en cuanto a profundidad emocional y a sustentabilidad, provendrá de sus figuras de autoridad más representativas y cercanas, es decir, los padres, y en menor medida los abuelos, tíos y primos mayores.
Si queremos fomentar la paz en nuestras familias, es importante reflexionar si no estamos promoviendo, sea en menor o mayor grado, directa o indirectamente, lo contrario a este valor tan preciado últimamente. Para ello, te recomiendo hacerte estas preguntas que guiarán tu reflexión:
- ¿En mi familia nos referimos a otros miembros (presentes o ausentes) con adjetivos peyorativos?
- ¿Somos respetuosos al escuchar a algún integrante de la familia hablar sobre sus emociones?
- ¿Somos tolerantes cuando algún miembro de la familia expresa una opinión contraria o diferente a la de los demás?
- ¿Somos capaces de convivir en armonía, bajo las normas familiares, al mismo tiempo que respetamos las necesidades individuales de todos (incluyendo los niños)?
- ¿Somos lo suficientemente maduros para expresar nuestro enojo haciéndonos responsables de esta emoción de una manera saludable, sin agredir física ni verbalmente a otros miembros?
- ¿Usamos la burla, el sarcasmo o los insultos para criticar o humillar a algún miembro de la familia por algún defecto físico o de carácter, o por haber cometido alguna falta?
- ¿Se promueven las alianzas entre algunos miembros para planear “ataques” a otros miembros?
- ¿Somos capaces de hablar abierta y personalmente sobre los conflictos que nos aquejan?
- ¿Tenemos realmente la intención de resolver nuestras diferencias familiares cuando discutimos?
- ¿Podemos sentirnos satisfechos, en un estado de armonía familiar, y permitirnos vivir en paz cuando no hay conflictos?
- ¿Lo que exijo de los demás integrantes de la familia, en términos de respeto, tolerancia y dignidad, es lo mismo que doy (incluyendo a mi pareja)?
Una vez que hayamos respondido estas preguntas podremos darnos cuenta con mayor claridad en qué aspectos podríamos estar teniendo una doble moral familiar en cuanto al valor de la paz, y hacer algo al respecto si así lo deseamos. Finalmente, no solo somos responsables de lo que hacemos sino de lo que dejamos de hacer.
Fuente: http://www.psicologiaparaninos.com/en-tu-familia-practican-la-doble-moral/
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